martes, 14 de junio de 2011

Ajo y su poder afrodisiaco

El ajo, perteneciente a la familia de las Liliáceas, es originario de Europa meridonal y Oriente.

Según datos históricos, la primera ocasión en la que se recetó el ajo sucedió allá por el año 3000 antes de Cristo. También aparece en el papiro Ebers, el libro de medicina más viejo del mundo. En Babilonia fue utilizado como medio para comunicarse con los espíritus.

Actualmente es conocido en todas las culturas, tanto en medicina natural como en las artes culinarias.

Es un tubérculo altamente nutritivo, ya que es fuente de vitaminas B y C, también contiene fósforo, potasio y azufre.

El ajo al ser ingerido naturalmente aumenta las defensas naturales del organismo, reduce los niveles del colesterol, ayuda a reducir los altos niveles de azúcar en la sangre y previene los ataques cardíacos.

Su jugo constituye el antídoto indicado para combatir los parásitos y las infecciones digestivas como la disentería y la gastroenteritis, también se utiliza como medicina preventiva contra la arteriosclerosis. El ajo puede ser ingerido alternativamente a través de pildoras.

Se ha empleado el ajo como afrodisíaco desde tiempos inmemoriales y, en la actualidad, en algunas regiones de la India, los hombres se frotan el miembro y la parte baja de la espalda con un ungüento hecho a base de ajo para producir y mantener una erección considerable.

El único problema es el olor que se puede combatir si se mastica varias hojas de perejil.

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