martes, 14 de junio de 2011

La cebolla: Un afrodisiaco antiguo

Se cree que la cebolla es originaria del norte de África específicamente de Egipto y de donde, según algunos historiadores antiguos, a los esclavos que construyeron las grandes pirámides de Keops, Kefrén y Micerino se les alimentaban básicamente con granos, ajos y cebollas.

Sin embargo, los colonizadores franceses e ingleses encontraron sembradíos dispersos de una variedad de cebollas silvestres en el territorio que ahora comprenden los estados del sur de Canadá y el norte de Estados Unidos.

La cebolla es una gran fuente de nutrientes. Contiene vitaminas A, B y C, además azufre, hierro, calcio y potasio.

Al consumir cebolla con frecuencia se previenen afecciones menores como gripes, resfriados, influenza y alergias de estación.

Es benéfica para mantener el funcionamiento saludable del corazón, previene la inflamación de las mucosas, asiste en la curación de trastornos respiratorios y elimina la flema.

Desde la época de la Roma antigua, se considera la cebolla como un potente afrodisíaco capaz de curar la impotencia. En este sentido, Ovidio sentenció: "Si tu esposa es vieja y tu miembro está exhausto, come cebollas en cantidad".

Incluso, a la cebolla se le atribuye la capacidad de aumentar la cantidad de esperma.

No sólo la cebolla ayuda al hombre sino también a la mujer. Desde la antiqüedad, era consumida diariamente en cantidades moderadas por aquellas mujeres que no lograban quedar encintas.

Al igual que en el caso del ajo, el inconveniente reside en el olor que se apodera del aliento luego de ingerirlas, especialmente si estaban crudas.

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