sábado, 31 de diciembre de 2011

Cómo ser un amante Zen (Tao del Amor)

Ser un amante zen no es seguir al pie de la letra las posturas del Kamasutra ni practicar el paciente sexo tántrico una vez al mes. 

Para emprender el camino hacia el amor y el sexo que propone la filosofía taoísta, hay que empezar educando nuestra mente.

Sexo espiritual
El sexo no es una pulsión freudiana reprimida que se exterioriza de forma impulsiva, sino parte integral de nuestro yo físico y espiritual. El Tao no entiende el morbo porque concibe el sexo como algo natural al hombre.

Longevidad
Mediante el sexo zen se aspira a mejorar la calidad de vida y, por tanto, a la longevidad. Una vida sexual activa previene el riesgo de enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial, fortalece el sistema nervioso, mejora la condición física y reduce el riesgo de cáncer de próstata en los hombres. La elevada cantidad de adrenalina y endorfinas que se producen durante el encuentro, generan un efecto anti-dolor y estimulan la inteligencia de la pareja.

Enriquecimiento
Las diferencias enriquecen la relación de pareja. Cuando uno supera significativamente en edad al otro, esto hace más rico el conjunto, se crea un Ying y Yang y la energía del más joven regenera al que es mayor.

Satisfacción femenina
En el encuentro zen el orgasmo masculino y la eyaculación ocupan un segundo puesto frente al encuentro espiritual hombre-mujer. El paso a paso, los conocidos como preliminares en occidente, y la entrega pausada aseguran que esta unión de cuerpo y mente sea completa. Si cualquiera de los dos integrantes de la pareja no alcanza el climax, se considera que el encuentro no ha sido exitoso.

Samadhi
Hinduismo, budismo y jainismo creen en la existencia del samadhi, un estado de conciencia superior, extrasensorial, que une la mente de la persona que lo alcanza con el cosmos. Se puede abrir este camino con la práctica del yoga, de la meditación y de un experto encuentro físico zen. 

La relación cuerpo-mente puede llegar a ser tan profunda durante un encuentro sexual, si el proceso es lento y controlado, que es equiparable a un estado de meditación. La práctica y la dedicación son parte fundamental para toda persona que se adentre en el sugerente mundo del Tao del Amor.

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